viernes, 25 de mayo de 2007

viaje de vuelta...


“Tengo la sensación de un colegio vacío,
de un viaje de vuelta…”

Gira todo vertiginosamente en torno a esa sensación intermitente.
El próximo viernes (o domingo, o miércoles), todo habrá cambiado sutilmente. Nadie notará que bajo sus pies la tierra gira con otro sentido, aunque mantenga la misma dirección. Nadie sentirá esa pequeña vibración de mis dedos a punto de extinguirse. No dará que hablar el vacío, que se revela permanente, de mi cama de matrimonio. No verán sus ojos mi tristeza. No pararán a escuchar de mi boca este final impertinente.
Las cartas que te escribí, ocuparán el mismo lugar en el que ahora habitan (el doble fondo de un cajón de escritorio nunca imaginó que podría acunar tanto amor tintado).
Pensaré que volveremos a encontrarnos. Que existirán otro espacio y otro tiempo para querernos como ahora no supimos.
No te buscaré, ni esperaré a que aparezcas. Pero guardaré en mis zapatos ese post-it donde escribí tu dirección. Por si el día menos pensado, aparece, de nuevo, la certeza de que debo volver a estar cerca de ti.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Porque yo de mayor quiero ser...


Y en dos líneas, que dejó tiradas sobre la cama vacía y esquelética, sin restos de amor que lamer, y sin victoria alguna, derrotó a su vanidad en 7 palabras que aún quedan intactas:


"Déjame que decida por tí.

Déjame equivocarte."


Se vistió, como siempre, con su uniforme de madre, de amiga, de hermana, de vecina, de cómplice, de pecadora, de heroína. Se limpió el rimel corrido de la cara, se quitó el maquillaje de la noche, se afiló los tacones con un par de pasos valientes en dirección a la puerta, y se ajustó el nombre que llevaba prendido con alfileres en su escote para darse a conocer al mundo:


MAMEN SOMAR. Heroína del fracaso.


Ella es, sin duda, (y robo estas palabras de su boca), el talismán perfecto para lanzarse a la derrota y renacer de nuevo sin un sólo rasguño. Ella es, y ojalá lo sepa, mi profesión pendiente.


P.D. Búsquenla en su libro: "Interior de una sombra", Ed. El arbol Espiral

viernes, 11 de mayo de 2007

La avaricia rompió el saco...

Quiero
quedarme 50 años al otro lado de tu cama.
Quiero
tu ventana en mis mañanas de resaca.
Quiero
mis manos en tus manos,
tu sudor primario en mi inventario de mentiras piadosas.
Quiero
tus 20 y mis 30, y tus 40 y mis 50
mano a mano, pared con pared, boca con boca.
Quiero
tus corrientes,
tus cambios de sentido,
tus verdades y tus enfados,
en las palmas de mis manos sedientas de compañía.
Quiero
mis noches a solas con café con leche y buena música.
Quiero
la risa y la prisa en el segundo cajón de mi mesita de noche,
debajo, justo debajo de mi ropa interior.
Quiero
tu corazón y mi indecencia
en mitad del camino.
Quiero
los zapatos rotos de tanto tropezar contigo.
Quiero
la mirada perdida,
la sonrisa constante,
el beso permanente,
la fecha de caducidad vendida,
el ruido callado,
las espinas sedadas,
el acero blindado,
y las puertas de mi vida cerradas a las personas malas.
Quiero
prescindir de la mentira y del alcohol.
Y quiero
drogas duras
en tu lengua y en mi mente
y en tu cintura y en mi pecho
y en tus ganas de comerte el mundo y en mis descansos a media tarde,
y en este vaso con restos de cerveza.

Quiero
la pereza vencida,
la victoria perdida,
y media vida entera para tenerte conmigo.
Repito:
Quiero quedarme contigo