viernes, 11 de mayo de 2007

La avaricia rompió el saco...

Quiero
quedarme 50 años al otro lado de tu cama.
Quiero
tu ventana en mis mañanas de resaca.
Quiero
mis manos en tus manos,
tu sudor primario en mi inventario de mentiras piadosas.
Quiero
tus 20 y mis 30, y tus 40 y mis 50
mano a mano, pared con pared, boca con boca.
Quiero
tus corrientes,
tus cambios de sentido,
tus verdades y tus enfados,
en las palmas de mis manos sedientas de compañía.
Quiero
mis noches a solas con café con leche y buena música.
Quiero
la risa y la prisa en el segundo cajón de mi mesita de noche,
debajo, justo debajo de mi ropa interior.
Quiero
tu corazón y mi indecencia
en mitad del camino.
Quiero
los zapatos rotos de tanto tropezar contigo.
Quiero
la mirada perdida,
la sonrisa constante,
el beso permanente,
la fecha de caducidad vendida,
el ruido callado,
las espinas sedadas,
el acero blindado,
y las puertas de mi vida cerradas a las personas malas.
Quiero
prescindir de la mentira y del alcohol.
Y quiero
drogas duras
en tu lengua y en mi mente
y en tu cintura y en mi pecho
y en tus ganas de comerte el mundo y en mis descansos a media tarde,
y en este vaso con restos de cerveza.

Quiero
la pereza vencida,
la victoria perdida,
y media vida entera para tenerte conmigo.
Repito:
Quiero quedarme contigo