viernes, 30 de marzo de 2007

no te vayas sin mí, a donde te vayas

Quédate la colcha verde
quédate con la fruta y los andenes,
con el pasado y el rincón de pensar.

Me llevo tu risa en un frasco del tamaño de mi bolsillo trasero del pantalón más ceñido al culo. Te robo la indecencia y los atascos de tu boca al besarme a primera hora de la mañana, cuando los sucesos aún no han parado en la última estación.

Quédate con la colada y las manchas de leche,
con la almohada y los deberes que dejamos sin hacer.

Me llevo las calles cortadas, el paso ligero, y los enseres de la cena de ayer.
Te cojo prestadas del segundo cajón de tu mesita de noche la indecencia, tus braguitas de seda, y las llaves del coche.

Quédate con las habitaciones y el olor a podrido del amor incrustado en sus paredes.

Píntame una cruz en la espalda por cada huella de tu dedo índice que haya en ella. Seguramente no quede piel sin crucificar.

Me llevo en los zapatos tus pies descalzos, tu boca en mi boca, tus manos mar adentro, más adentro todavía.

Pero si te quedas…
quédate conmigo. Y yo me olvido de llevarme todo lo demás.