lunes, 4 de junio de 2007

cadena perpetua

He dado una vuelta y media en la cama. He pestañeado a cien por hora en esta carretera del sueño que marca 90, como límite de velocidad. Me han multado por contradictoria y contraindicatoria. He acertado en la ruleta de la suerte la palabra más imprevisible, y he olvidado la cartera en la sección de objetos perdidos, mientras preguntaba por unas fotografías en blanco y negro que ayer regalé por equivocación a una antigua amante que creía querer más de lo que hoy creo que quiero.
Soy mujer de bolsillo, no por ser pequeña, sino porque me gusta sentirme envuelta en pantalones, y apretarme contra la carne hasta perder la respiración.
Soy mujer de palabras a medias y de falsas promesas, y de mentiras piadosas, y de verdades innecesarias.
Soy mujer de carreteras, de cruces, de esquinas, de viajes, de huidas.
Soy mujer de sopas calientes de letras, de nombres fáciles, de cruces de piernas desbocados, de ventanas abiertas, de bocanadas de aire, de humo, de ceniza, de escombros, de cosechas, de sequía, y de inundaciones.
Soy mujer de alas de cera, y pies de pájaro, y ojos de gata.
Soy mujer de pocas palabras, de desencadenar una mirada tras otra, y de intercalar sonrisas en los semáforos en rojo, y de pasármelos en ámbar porque aunque no tenga prisa me jode quedarme a las puertas del cielo en el asfalto de estas calles que ya me sé como las palmas de mis manos.
Soy mujer de vaqueros ajustados, de camisetas de tirantes, de cazadoras de cuero, de zapatillas de andar por casa, de papel de periódico mojado, de parques de otoño, de primaveras verdes en tus rodillas, de veranos con piscina propia, y de inviernos envueltos en paños de oro para no mojarme demasiado cuando llueve a bocajarro.
Soy mujer de heridas de guerra, y de constantes treguas para no acabar cansándome de ti aún sin tenerte.
Soy mujer de vocales abiertas y de consonantes cerradas, de sílabas impronunciables, y de endecasílabos asonantes.
Soy mujer de guitarras malsonantes y de teclas de piano suaves, y de armónicas tristes, y de voz rasgada, y de canciones de amor que siempre dicen lo mismo, y de las que nadie entiende nada.
Soy adolescente de autopistas que desbocan en la primera curva a la derecha, de gafas de sol sin graduar, de pies descalzos, de pantalones caídos, de círculos, de abscisas, de otoño.
Soy niña de risa fácil, de mandíbulas rotas, de cicatrices absurdas, de historias para no dormir, de mentiras piadosas, y de pocas cosas claras.
Soy, (así entre tú y yo), todo lo que más odio y amo a la vez de todo lo que me rodea. Stop. [Una fracción de segundo pasa sobrevolando una y otra vez el mismo charco y bebe y salpica cada dos por tres].
Y me gusta ser lo que soy, algunos días.
Otros, daría lo que fuera por ser todo lo que no puedo ser.
[[Para poder estar contigo]]